EL CAMINO DEL INCA – CUZCO

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CUZCO

Mi vuelo despega de la bulliciosa Lima, rumbo a Cusco…la ciudad capital de los Incas. A los pocos minutos de vuelo empezamos a ver los espectaculares Andes. Pareciera que el avión va en carretera y no a miles de metros de vuelo sobre el suelo. Sientes que en todo momento puedes extender la mano por la escotilla del avión y tocar los nevados picos y helados lagos, que están alrededor de nosotros. El sol brilla más fuerte, las nubes no alcanzan a cubrir la belleza salvaje de estos parajes milenarios y apenas hoy entiendo al emperador Cusco (el de “Las locuras del emperador”) y su búsqueda del más asoleado pico para construir su palacio de verano. Los colores rojizos y verdes, grises en todas las tonalidades y amarillos se funden en un interminable suspiro de arcoíris a lo largo del vuelo. Los andes peruanos continúan siendo uno de los espectáculos naturales más impresionantes del mundo y hoy en día, con la tecnología los podemos observar en todo su esplendor. El avión parece que se estaciona en lo alto de un valle verde y soleado, con el cielo azul turquesa, que se puede observar únicamente a estas alturas de las montañas. Parece que el mismo aire se puede ver y palpar. Nos reciben con el típico mate ó té de coca, cargado y dulce, como el café turco. Aquí hare una breve pausa y les explicare algunos de los beneficios de la coca, que mucho de ustedes al igual que yo, creíamos que es una droga. Resulta que la hoja de la coca tiene muchos beneficios ya que es una planta natural que se adapta a las necesidades de nuestro cuerpo. Lamentablemente ha tenido tan mala fama debido a su uso procesado como narcótico, que nadie se atreve a hablar de esta planta milenaria. La hoja de coca masticada es amarga y te adormece la boca un poco, pero al ingerirla tu cuerpo recibe vitaminas, calcio, minerales y dependiendo de las faltas que tengas, por ejemplo de calcio en tu cuerpo, la hoja de la coca se transforma al mezclarla con tu saliva y proporciona este elemento que te falta. Dicen los peruanos, y yo no lo pude comprobar, que puedes hacer una dieta únicamente con agua y mascando hojas de coca, sin que tu cuerpo sufriera desequilibrios, como en las otras dietas. Dos tés de coca y un pizco souer después, nos dirigimos al hotel. Cabe aclarar en este punto que a 3600 metros de altura es lo mínimo que uno necesita para nivelar la falta de oxigeno y adaptar a tu cuerpo a la altura (no es que me haya aficionado al mate y el pizco souer). La ciudad colonial, calles empedradas y paredes de construcción inca, con ensambles perfectos de piedras, sin unión…es mi primera impresión. Nos dejan un par de horas en el hotel, por aquello de la adaptación a la altura…yo en particular me quede al lado de la cafetera de cortesía de mate de coca… no vayan a pensar mal, pero viniendo de la ciudad de México, la adaptación es mucho más fácil, que por ejemplo para los europeos ó limeños. Y así, cámara en mano empieza nuestro tour por la ciudad de Cusco. No los voy a cansar con descripciones arqueológicas, es una experiencia que tienen que vivir. Voy a dirigir dos palabras de agradecimiento hacia la agencia de viajes Kroa Tour Operador y el personal receptivo, que tienen en Perú por el profesionalismo y cariño con el cual hacen su trabajo, de verdad se los recomiendo. Caminamos por las calles empedradas y alrededor nuestro se abre una ventana al mundo Inca, esplendido, vivo, resucitado de los relatos de la historia, vibrante. Como en película de tercera dimensión, se elevan la ciudad amurallada, los vestigios de un tiempo ya pasado hace mucho, la grandeza de los arquitectos Incas y las indelebles huellas de la conquista española, fusionadas  en una ciudad museo, donde en cada esquina hay un relato. Cada piedra cuenta una historia de un pueblo vivo todavía, orgulloso de su pasado y cuidadoso con su presente. Toda esta mezcla, acompañada de la más exquisita cocina peruana. Deben degustar los vinos cusqueños, el cuyo y la alpaca. La bandera de Cusco es el arcoíris y como el arcoíris es la ciudad misma. Las artesanías, las prendas de baby alpaca y alpaca, los tapetes con motivos peruanos y los tejidos a mano, nos acompañan durante todo el recorrido. A diferencia de México, donde todavía nos falta diseño a los trabajos artesanales, tan bellos que tenemos, en Cusco pueden encontrar mucho diseñador peruano, con la calidad de “hecho a mano” en chalinas, suéteres y todo tipo de prendas en vicuña, alpaca y baby alpaca, que nada le piden a los diseñadores de nombre internacional y los precios son muy cómodos, inclusive para un periodista como yo. No puedo dejar de contarles sobre un hotel en particular que visitamos…”El Libertador”. Es un museo, más que un hotel y la presencia de la escuela cusqueña de arte está en todas las habitaciones, pinturas en los pasillos y recubrimientos en los barandales. Imagínese dormir en una habitación con cabecera hecha a mano en talla de madera y recubierta de pan de oro ó disfrutar el ceviche peruano, rodeado de las más exquisita galería de arte en la cual parte de los cuadros son del siglo XVI. Ó caminar por los pasillos al lado de una pared inca, descubierta al momento de la última remodelación del hotel y conservada para el deleite de los visitantes.

Si me preguntan ¿Qué ver en Cusco ó que me recomiendas? Me será muy difícil responder…lo que si les recomiendo es que el viaje que programen hacia Perú, tenga al menos 3 ó 4 noches en Cusco. Si se quedan menos tiempo regresaran con ganas de haberse quedado otro día. Perú no es un destino de ir una sola vez…creo que después del primer viaje, Perú se queda en la agenda de nuestras vacaciones para siempre. No podíamos dejar de ir en la catedral, viva representación de la escuela cusqueña de arte y en uno de los cuadro de “La última cena” en donde curiosamente Judas está representado como el conquistador Francisco Pizarro. Aquí les comparto otra historia del “flamante” personaje de Pizarro, al conquistar la ciudad de Cusco y apresar Atahuallpa, el emperador Inca, ofreció en su rescate 2 habitaciones llenas de oro y 1 habitación de plata a la altura de su mano levantada… el rescate fue pagado por los incas, pero Pizarro ejecuto al emperador Atahuallpa. Pizarro estuvo buscando durante toda su vida “El Dorado”, aquella ciudad hecha en oro y plata, resplandeciente al sol y oculta a la vista. Me pregunto hoy en día ¿No descubrió Pizarro a “EL Dorado” en Cusco? ¿No fue realmente Cusco la ciudad de la leyenda, revestidas sus murallas del más fino oro y sus templos en plata pura?

Por la noche la ciudad continúa su ritmo vibrante y alrededor de la plaza de armas y el parque, uno se encuentra con la más variada oferta en comida y diversión. Deben ir a los restaurantes típicos, a los Pub´s con música en vivo y a los casinos con espectáculos. Cusco nunca duerme.

Por la mañana empezamos nuestro camino hacia la ciudad sagrada de Machu Pichu, que por cierto a la fecha nadie sabe el nombre Inca de dicha ciudad. Al descubrirla, otro personaje muy polémico, del cual les contare en otro momento, le puso el nombre al pico más alto. La montaña de Machu Pichu, dio el nombre de la ciudad oculta, en lo alto de los Andes Peruanos…pero esto es otra historia.

Atrévanse a Vivir Perú…

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